Desde hace tiempo se está hablando mucho de Inteligencia Emocional. Tanto se ha hablado que todos creen saber de qué se trata, pero son muy pocos quienes verdaderamente se han ocupado de profundizar sobre su verdadero significado e implicancias.
Si tuviéramos que sintetizar qué es la Inteligencia Emocional, diríamos que es el correcto encauzamiento, el manejo efectivo y eficiente de nuestras emociones.
Una persona puede considerar que está desarrollando su inteligencia emocional cuando no es “presa” de sus emociones, es decir, cuando es ella quien maneja y decide sobre las emociones y no al revés. Hay autores que incluso han llegado a hablar del fenómeno del “secuestro emocional” para referirse a esta falta de control absoluto de las emociones por parte de la persona.
Pero nótese, nosotras consideramos que no se trata de “controlar” las emociones, en el sentido de negarlas, neutralizarlas, colocarlas debajo de la alfombra, sino que ser inteligente emocional será en algunos casos lograr postergar una reacción desmedida, para luego abordar con mayor racionalidad lo que nos esta pasando; por ejemplo.
Dice el autor Bernardo Stamateas que no somos seres racionales que sentimos, sino que se ha descubierto en estas últimas décadas, que somos “seres emocionales que pensamos”. Compartimos enteramente esta afirmación. De hecho es en la amígdala, ubicada en nuestra base del cerebro primitivo, en donde se disparan las emociones, debiendo pasar luego por el “filtro” de la corteza cerebral frontal, para luego trasladarse a nuestras conductas.
Toda esta explicación fisiológica y técnica se sintetiza perfectamente en la sabiduría popular. Cuando escuchamos decir de una persona que “No tiene filtro” para referirse a alguien que no discierne sobre cómo conviene reaccionar, qué conviene mencionar y qué no o cómo expresarse según el contexto, se trata de alguien que solo se dedica a “actuar” sus emociones, siendo la mayoría de las veces preso de ellas.
Por lo general solemos pensar en la emoción como algo positivo. De hecho lo es. Cada emoción viene a comunicarnos algo.
Una vez escuché decir a una psicóloga que si no interpretamos el mensaje que nos viene a dar la emoción, es como si recibiéramos una carta y nos negáramos a leerla. Da para reflexionar, ¿verdad?
Ahora te animo a responder:
¿Cuáles han sido las emociones que has tenido en este último mes?
¿Qué emociones han preponderado en vos?
¿Cuál consideras que es el mensaje que encierran en este momento de tu vida?
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